“Hasta el fin soñaré con aquella que me enseñó por primera vez las posibilidades del amor romántico. Contra sus besos, Sócrates, Schopenhauer, Salomón y Buda Sakyamuni sólo son envidiosos eunucos que han perdido el sabor de la vida."
Esta frase figura en el libro de memorias "Mi hermana y yo", atribuído por unos a Nietzsche, extremo que niegan otros eruditos y estudiosos del pensador alemán. Tampoco es indubitado que la dama que en la imagen consuela a Niesztche sea su hermana Therese Elisabeth Alexandra Förster-Nietzsche. Total, que no se sabe nada de nada, cosa que ya adelantó el sabio Sócrates: "Sólo sé que no sé nada". Amén.