domingo, 1 de julio de 2012

México ¡a votar!


#YoSoy132 reflexiona en la calle

Miles de personas participan en una marcha en México DF en la víspera de las elecciones (El País)

 México 1 JUL 2012 - 07:09 







¡A votar!

lunes, 28 de mayo de 2012

Nacionalismos y cocaína


(ilustración James Gillray)


Niall Ferguson, historiador y profesor en Harvard, Oxford y Standford, en su libro "Civilización, Occidente y el resto", parafrasea a Marx cuando dice que la religión es el opio del pueblo y añade:

                                             "El nacionalismo es la cocaína de las clases medias"

martes, 15 de mayo de 2012

México: muere Carlos Fuentes


Era autor de más de 20 novelas y contaba con el Premio Cervantes (1987) y el Príncipe de Asturias (1994). Escribió obras como 'La región más transparente', 'La muerte de Artemio Cruz', 'Cambio de piel' o 'Terra nostra'

miércoles, 2 de mayo de 2012

Chile y Nicanor Parra


( ilustración de Scianmarella )

NICANOR PARRA Y CHILE

“La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas.”

Escrito el año 1972, en plena efervescencia política desatada por el proyecto allendista de democratización del socialismo: un presidente no impuesto por la revolución obrera, sino por un proceso electoral burgués, fenómeno que contradecía toda la historia de acceso al poder de los llamados socialismos reales, sin duda que desató sospechas y rechazo en el seno de los partidos de izquierda. Se trataba de una clara ironización, una parodia de los esloganes que el pueblo gritaba en las calles: la izquierda unida jamás será vencida. Si a ello se añadía otro artefacto publicado por "El Mercurio" de la época: "el marxismo ya no da más chispas", era muy fácil acusar a Parra de payaso de la burguesía. Sin duda que está última se reía a gritos con el artefacto, pero sospecho, aunque en silencio, lo hacían también algunos "camaradas". El rechazo, la risa, la complacencia, tenían sin embargo un fondo común: ponía ante los ojos de todos, lo que iba a conducir al país al desastre: la perversidad de las exclusiones, las negaciones del otro, la concepción de la política como guerra. Parra no sólo pone en evidencia la enfermedad de su época, sino que recoge un sentimiento mayoritario de la comunidad: no a la guerra, sí al entendimiento. Sintonía admirable con la conciencia colectiva: inventar un espacio poético a antipoético en que la reconciliación era posible.
Leer el artefacto de otro modo, como un chiste, como una provocación a la izquierda, no tiene otro sentido que la mezquindad y no explica en nada su impacto, su éxito público.
Aún más, Parra arremete contra los binarismos perversos de la cultura occidental, demuele los bloques de oposiciones construidas por las ideologías y los humanismos escolares, abre una línea de fuga flexible, es decir, un modo de resistencia a los bloques perversos que obligan al hombre, con mayúscula, a ser esto o lo otro (Deleuze).
Transformado el enunciado 30 años más tarde en un artefacto visual: la frase aparece ahora escrita en un cartón puesto sobre un podio acompañado de una portada de "El Mercurio" del domingo 4 de marzo del año 2002 en que Joaquín Lavín y Fidel Castro se dan un caluroso apretón de manos, cambia totalmente de lectura.
Lo primero que uno tiende a preguntarse: ¿Es Parra la reencarnación moderna del oráculo de Delfos?
En 1972 enunció lo que pasaría en el 2002. ¿Vate descarriado, como se apuntaba al comienzo?
Más que profecía veo aquí una sintonía con un rasgo también perverso de la época: su brutal pragmatismo, o si se quiere más líricamente un retrato de la muerte de las ideologías. No hay aquí una disolución de los contrarios, hay un entendimiento interesado de ellos. No hay un rechazo de los binarismos, un reconocimiento del otro, hay, más bien, un acomodo por conveniencia. La fuga, de la que hablé anteriormente, significa una desterritorialización de los bloques, cosa que no sucede en el artefacto visual. El territorio Lavín, la derecha, sólo se ha rozado con el territorio Fidel, la izquierda, sin cambiar un ápice sus contornos. El apretón de manos no sella otro compromiso que el dictado por las conveniencias del poder.
Parra saca a la luz la enfermedad con que comenzó el siglo XXI: una enfermedad «posmo»: el pragmatismo que quiere hacernos creer que las bipolaridades han terminado, que ya no hay más izquierdas ni derechas, ni muy pronto habrá ricos y pobres, basta crecer al 7% anual.
Así, muchos pueden leer y ver el artefacto y decir: ¿Se dan cuenta? La política dejó de ser una guerra.
O bien, las ideologías ya no funcionan. Parra es un genio que anunció 30 años atrás al cambio, el vuelco total.
En primer lugar, quienes piensan de este modo pasan por alto la ironía del artefacto e ignoran que el poeta clásico no sintoniza con lo más inmediato de la época, porque su papel no es expresarla, sino recoger las energías dispersas, los flujos emocionales secretos, para inventar así un pueblo que falta (utilizo una terminología de Deleuze), un pueblo que está enterrado. Y este pueblo deshermanado sabe muy bien que el cuento de que se terminaron las contradicciones es una ficción del poder para alcanzar sin problemas sus fines de dominio.

sábado, 21 de abril de 2012

Ciudad Juárez


Cinco personas asesinadas en 24 horas en Ciudad Juárez

Por:  20 de abril de 2012
Mujer asesinadaFOTO: Alejandro Bringas(EFE). El cuerpo de una mujer yace en Ciudad Juárez el martes.
Salía de hacer la compra con un bebé en brazos, pero eso no impidió que alguien le disparase desde un coche en marcha hasta en 27 ocasiones. Ella -una mujer de unos 25 años- murió en el acto. El pequeño, milagrosamente, resultó ileso. En el transcurso de 24 horas fueron asesinadas a balazos otras cuatro mujeres en Ciudad Juárez. Dos en el interior de su automóvil familiar, una en el aparcamiento de un centro comercial y otra mientras iba caminando por la calle.
La proximidad de los sucesos y el tipo de arma  -del mismo calibre- empleada en los ataques de esta semana ha llevado a los investigadores a considerar una posible relación entre los hechos, sin descartar tampoco que los asesinos hayan matado por error. Pero probablemente todo se quede en eso, en una suposición. Alma Gómez, coordinadora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres en Chihuahua resume la idea: “El asesinato perfecto es aquel que se ejecuta con un arma de fuego. La autoridad dice ‘crimen organizado’, y ya está. Se acabó. Nadie investiga nada”. 
En lo que va de año, la Fiscalía General de Chihuahua ha registrado 361 homicidios. De esos, en 52 casos la víctima era una mujer. Según la misma fuente, en todo 2011 hubo 1.933 asesinatos, 169 correspondientes a mujeres. “Las muertes por arma de fuego crecieron masivamente después de 2007”, señalan las autoridades, “pero desde el año pasado se aprecia un retroceso”.

Si bien es cierto que las estadísticas no mienten, episodios violentos como los vividos entre el 16 y el 17 de abril, con cinco mujeres muertas en varios tiroteos, tampoco. El viernes anterior, relata la periodista del Diario de Juárez Sandra Rodríguez, el cuerpo de Andrea, una adolescente de 15 años, fue descubierto tendido boca arriba en la calle, con heridas de bala en la espalda y los ojos. Entre los sospechosos del asesinato figura un niño de 14 años. Rodríguez, autora del libro La fábrica del crimen, sostiene en su obra que los jóvenes del municipio matan porque no existe un castigo por hacerlo, porque el homicidio no se investiga y hay una especie de conciencia de impunidad.
En la mañana de este jueves, otra mujer murió en la localidad tras ser disparada en la vía pública.  Desde el Centro de Derechos Humanos hacen hincapié en el siguiente dato: entre 1993 y 2007 una mujer era asesinada cada 12-14 días en todo el Estado de Chihuahua. En  2008, después de que el presidente de la República declarase la guerra al crimen organizado, hubo un repunte de las tasas de homicidios, "en particular, de los cometidos contra mujeres". Así, en 2010 se produjo un feminicidio cada 20 horas, lo que suma un total de 446 en el conjunto del año y el 69% ocurrieron en Ciudad Juárez. En 2011, hubo una muerta casi al día, con 364 fallecimientos en los doce meses. El dato duplica el aportado por la Fiscalía, a lo que la coordinadora Alma Gómez responde: “Ellos siempre te van a decir menos”.
“Estamos en una situación de guerra, y en las batallas, la mujer se percibe como el botín”, recuerda Gómez. “Hay  muchas partes del conflicto  que son invisibles. Las autoridades contabilizan muertos, que es lo que les interesa, pero no ven otros problemas, como el desplazamiento de muchas mujeres del campo a la ciudad para evitar ser raptadas o violadas”. Para Alma Gómez, los Gobiernos han hecho invisibles también a las viudas, a las abuelas que cuidan a sus nietos y no pueden ofrecerles servicio médico, a las mujeres que van a las morgues a reconocer a sus muertos o a las que deben hacerse cargo de adultos enfermos.
Cementerios clandestinos cerca de la ciudad
En lo que va de año, doce cadáveres han sido encontrados en el desierto del Valle de Juárez, una zona situada a 30 kilómetros de la ciudad fronteriza con EE UU. Mediante el análisis de ADN de familiares de mujeres desaparecidas entre 2009 y 2010 se ha logrado identificar ya a seis de ellos.
Desde 1995, el Valle de Juárez se ha convertido en una especie de cementerio clandestino. “Inicialmente violaban, mataban y enterraban allí a las mujeres”, relata la Fiscalía, “pero a partir de 2007, los asesinatos fueron, fundamentalmente, con arma de fuego”.
Alma Gómez recuerda que no es la única zona alrededor de Juárez que se utiliza para deshacerse de los cuerpos: “Las cuevas del Cerro Bola, el Cristo Negro…”, enumera. "No es un fenómeno nuevo". Y repite: "Atribuir las muertes al narco es la mejor excusa para no investigar".

viernes, 6 de abril de 2012

Narcoliteratura: más allá




Más allá de la narcoliteratura
Los nuevos autores mexicanos se alejan de la guerra contra las drogas para explorar las violencias más íntimas de un país desengañado.
Su narrativa, formada por voces individuales, refleja una tensión entre identidad y globalización.

(El País)  LUIS PRADOS México 

En la era del narco parecería evidente que el éxito de novelas como El poder del perro, de Don Winslow; La reina del Sur, de Arturo Pérez-Reverte, o Balas de plata, de Elmer Mendoza, se debe a que describen con solvencia no solo la realidad sino también el momento que atraviesan las letras mexicanas. La ficción confirmaría los prejuicios del lector de prensa y las editoriales extranjeras atenderían esa demanda. Así se ve desde el exterior: en México se escribe narcoliteratura. Un género protagonizado por traficantes, prostitutas, travestis, cadáveres decapitados y muertos por sobredosis, habitantes de un mundo sórdido, violento y corrupto. Como todos los tópicos tiene parte de verdad —aún se escribe mucha narcoliteratura en este país—, pero no toda. Al menos no entre buena parte de los nuevos narradores mexicanos nacidos en los años setenta.
“Hay dos narcoliteraturas: la policiaca y la literaria”, explica Emiliano Monge (Ciudad de México, 1978), autor del libro de relatos Arrastrar esa sombra y de la novela Morirse de memoria (los dos en la editorial Sexto Piso). “La segunda aborda el fenómeno no como personaje sino como escenario, como un espacio en el que tienen cabida tanto las historias de amor como la emigración y los parricidios. El aumento de la violencia social va siempre acompañado del aumento de violencias más íntimas”.
Dejando aparte a Bernardo Fernández, Alberto Chimal e Iris García Cuevas, que escriben thrillers con vocación social llenos de sexo explícito y violencia inteligente, en el segundo ámbito definido por Monge estarían algunas de las estrellas más interesantes y sugerentes del firmamento literario mexicano actual. Yuri Herrera (Actopan, 1970), Carlos Velázquez (Coahuila, 1978), César Silva Márquez (Ciudad Juárez, 1974) y Nadia Villafuerte (Tuxtla Gutiérrez, 1978), cuya novela Por el lado salvaje(Ediciones B) empieza con estas frases: “El sexo es cuanto me une a la vida. Lo supe desde la infancia. Y no tuve infancia”.
Yuri Herrera sitúa sus historias en la frontera con Estados Unidos y en su escritura emplea el lenguaje oral del Norte, con una expresión austera y concisa, donde los silencios pesan como monedas de plata. En Trabajos del reino, su primera novela y su primer éxito, huye de los clichés y trasciende el escenario del narcotráfico para ir más allá y plantear una historia sobre el artista y el poder —un cantante de narcocorridos en la corte del capo de un cartel—. En la segunda, Señales que precederán al fin del mundo, también en Periférica y también de poco más de cien páginas, su protagonista Makina cruza al Norte en busca de su hermano para lo que tendrá que superar varias pruebas. “Miró el país que proliferaba tras el cristal. Ella sabía lo que había ahí, sus colores, la penuria y la opulencia, los recuerdos vagos de un tiempo menos cínico, los pueblos vacíos de hombres” (página 35). La realidad miserable, la atmósfera mítica, la angustia de siglos: “Nosotros los oscuros, los chaparros, los grasientos, los mustios, los obesos, los anémicos. Nosotros, los bárbaros” (página 110).
Carlos Velázquez es el gran destroyer de la literatura mexicana actual. Su libro de relatos La biblia vaquera. (Un triunfo del corrido sobre la lógica) (Sexto Piso) sacudió la escena literaria por su personal visión del mundo del Norte, su ritmo verbal, la originalidad de personajes, escenarios y argumentos. La Biblia vaquera es un artefacto inclasificable donde lo deforme se une a lo absurdo en una realidad fuera de control. “De su imaginación nacen dj’s, luchadores, domadoras, bebedores olímpicos, cantantes de rancheras, diablillos y narquillos que habitan una hipotética zona, PopStock!, la suma de todos los posibles norte de México”, ha escrito el crítico y editor Roberto Pliego en la revista Nexos. “El principal orgullo de la condición norteña es su cualidad violenta, sexista y sin sentido, casi casi hip-hop”, escribe Velázquez (página 92).
Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) defiende que “la literatura debe ocuparse de personas normales y abandonar a los hombres extraordinarios”. “Me interesa la gente común que crea universos extraordinarios y discursos potentes. En la literatura mexicana actual hay más hordas de locos que de trabajadores”, dice el autor de la novelaRecursos humanos (Anagrama) y la más reciente Ánima (Mondadori). Dos libros en los que Ortuño aborda respectivamente la rutina de una oficina de pesadilla y la explotación de unos aprendices en el mundillo del cine para crear con fuertes dosis de ironía un hábitat mezquino y vacío, espacio común del desengaño de tantos mexicanos.
No hay machos alfa ni tráfico de drogas ni fascinación con la violencia en su literatura como tampoco los hay en las obras de Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983), a caballo entre Nueva York y el DF; de Guadalupe Nettel (Ciudad de México, 1973), que pasó buena parte de su adolescencia en Francia, o de Tryno Maldonado (Zacatecas, 1977), tres autores característicos de la globalización mexicana. Luiselli teje en Los Ingrávidos (Sexto Piso) una telaraña de vidas fantasmales en el Nueva York de finales de los años veinte plagada de referencias culturales. Nettel elabora en El cuerpo en el que nací (Anagrama), en parte autobiográfica, la educación sentimental de una niña crecida en una familia de exiliados del Cono Sur y Maldonado narra en Temporada de caza para el león negro (Anagrama) la vida efímera y excesiva de un joven genio de la pintura a golpes de pasión.
Son ejemplos de literatura ciudadana que describen una realidad episódica y fragmentada como hace Emiliano Monge, con un estilo muy personal en Arrastrar esa sombra, donde construye un paisaje urbano de planos superpuestos —“La ciudad se expande como gota de mercurio sobre el valle” (pagina 91)—, un laberinto donde todo sucede ahora y a la vez.
La nueva narrativa mexicana vive una tensión entre identidad y cosmopolitismo —“es un tema muy viejo en nuestra literatura”, precisa Luiselli; “los dos se complementan”, opina Ortuño— y no es ajena al signo de los tiempos, la globalización. Un proceso que en este país tuvo su pistoletazo de salida con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos en 1993, cuando se abrió al exterior y desembarcaron las editoriales extranjeras.
“Los narradores más recientes, en su mayoría, ya no se plantean la dicotomía local-global como un problema que haya que superar. Escribimos desde un espacio plenamente global. Yo creo que México es Manhattan y es Berlín aunque los gringos y los alemanes no lo sepan todavía. Y por supuesto, no es una barbaridad decir que somos hijos del TLC”, dice Luiselli.
Antonio Ortuño coincide en que con el TLC “México entra en la posmodernidad”, pero advierte contra “el esnobismo y la mirada de turista” en las letras mexicanas: “Personalmente me interesan mucho más las vidas de los mexicanos que cruzan a nado la frontera con Estados Unidos que las de los que van allí a sacarse su quinto doctorado”.
“Cada quien es hijo de su tiempo y nuestro tiempo innegablemente es el del TLC y el del alzamiento zapatista”, afirma por su parte Monge. “Pero también somos hijos de la desolación que dejaron a su paso nuestros padres, quienes vendieron su esperpéntica derrota de 1968 como una gran victoria. Es decir, somos hijos de una democracia de papel que no funciona en la práctica. Somos hijos del desengaño y el egoísmo y nietos de la injusticia, el desorden y una cierta solidaridad ya agotada”, añade.
Esta percepción de un México a la deriva es un rasgo común de estos jóvenes escritores tanto como lo es la enorme influencia de los autores de Estados Unidos desde Stephen King a John Fante pasando por losbeatniks y Jonathan Franzen. Una influencia que, dada la proximidad geográfica, viene de antiguo pero que se corresponde, como dice Monge, con la actual presencia norteamericana “en la televisión, la radio, la vestimenta y hasta la comida mexicana de ahora”. “Solo falta que la música country se imponga a la música de banda”.
A esta tendencia se une la voluntad de muchos escritores jóvenes de romper con los grandes nombres de la literatura mexicana (Paz, Rulfo, Fuentes), autores que van perdiendo señal para las nuevas generaciones, y recuperar a figuras como José Emilio Pacheco, Jorge Ibargüengoitia y Sergio Pitol. “Pero por más que se ponga de moda matar al padre y matar a los caudillos literarios, los buenos libros van a seguir ejerciendo su influencia”, coinciden Luiselli y Ortuño.
Los escritores mexicanos del siglo XXI no forman una generación ni una facción ni un movimiento. Son un grupo de voces individuales, del que este reportaje solo recoge algunas, enfrentadas a una realidad mucho más amplia que la del narco en el que las cosas están dejando de ser lo que eran. Como dice Monge: “Lo único común entre los escritores mexicanos contemporáneos es que todos somos cazadores y que son tantas las bestias y es tan grande el paraje que no tenemos que encontrarnos ni compartir presas ni armas”. 

viernes, 30 de marzo de 2012

Narrativa caribeña a ritmo femenino



Narrativa caribeña a ritmo femenino
Las escritoras Josefina Báez, Mayra Santos-Febres y Lilian Pallares visitan Madrid
Sus ideas progresistas se salen de los cánones de la cultura latina más arraigada
Asisten al II Congreso Internacional sobre el Caribe, en Madrid

CRISTINA ESGUERRA Madrid 27 MAR 2012 (EL PAÍS)


“Yo vengo de una larga tradición de mujeres escritoras: Rosario Ferré, Giannina Braschi, Ana Lydia Vega” comienza a explicar la autora puertorriqueña Mayra Santos-Febres. El boom del cuento caribeño escrito por mujeres ocurre en la década de los 80. Por lo menos allí es donde lo sitúan Cristina Bravo, Evangelina Soltero, Paloma Jiménez y Juana Martínez, cuatro profesoras de la Universidad Complutense de Madrid embarcadas en la épica tarea de recompilar todos los cuentos escritos por mujeres antillanas.
Desde comienzos de siglo ya se había dejado sentir la fortaleza de estas mujeres cuyo reto no es solo aprender a contar una buena historia, sino también evitar la etiqueta que suele dar a la mujer caribe. “La gente espera que nos dediquemos a parir. Que tengamos cinco, seis o siete hijos. Tiene que ser una familia numerosa en todo caso. Se sorprenden cuando digo que no quiero hijos” dice la poeta colombiana Lilian Pallares. No quieren que se les obligue a ser una sola cosa: “¿Por qué hay escoger entre ser madre, esposa o escritora? ¿Por qué no todo al tiempo?”, se preguntan Pallares, Santos-Febres y la performer dominicana Josefina Báez.
Reunidas en la terraza de la Casa de América con motivo del II Congreso Internacional sobre el Caribe, las tres artistas hablan sobre el Caribe desde la voz narrativa de la mujer. Una voz fuerte pero siempre femenina, que se expresa con precisión y un ingenio envidiable. Ellas narran la realidad de su pueblo con la misma naturalidad con que se mueven, y hasta el momento ningún tema ha tenido las espinas suficientes como para dejarlo de lado.
Al preguntarles por su concepción del Caribe, Mayra Santos-Febres se adelanta a Pallares y a su amiga Josefina Báez, y responde: “el Caribe es la misma vaina pero en otra clave”. Para los que no nacimos con esa clave descifrada el mundo Caribe está rodeado de misticismo. Idealizamos los colores, nos fascinamos con el vaivén del movimiento y tendemos a verlo todo con los ojos del realismo mágico. “Pero las posibilidades del Caribe son tan inmensas –resalta Josefina-, que esa magia se queda corta”. Con esa frase la dominicana describió la región y la narrativa que la cuenta.
La tierra golpeada por ese mar, especialmente en el caso de las islas, es un punto de convergencia entre la cultura indígena, hispana, africana, francesa, yanqui, inglesa y holandesa. “Pensar el Caribe en términos de pureza es un sinsentido” afirma Santos-Febres. Esta multiplicidad exclusiva de aquel lugar ha creado una cultura, un lenguaje y una historia que exige ser pensada de manera reticular. Santos-Febres hace patente la particularidad de esta concepción de la historia y del tiempo con la imagen del árbol: “Los caribeños creemos que en el centro del mundo hay un árbol sagrado. La forma de las raíces nos permite pensar en la pluralidad de nuestro pasado, y las ramas que crecen en todas las direcciones son una visión de nuestro futuro”. Un futuro que, al igual que los orígenes de esta región, tiene de suyo el tema de la migración.
En esta cultura, en la que lo único constante es el cambio, la voz de la mujer ocupa un lugar central. “Desde fuera suele tildarse de machista –dice la puertorriqueña-, pero en realidad el patriarcado en la zona es muy débil. Los hombres emigraban a otras ciudades e incluso a otros países en busca de trabajo y la que quedaba para sacar el país adelante era la mujer. Muchos iban a parar a la cárcel y era la madre quien se quedaba a cargo de la familia y de la economía de la casa". Ella llevaba las cuentas y al mismo tiempo era protagonista de la oralidad que ha sido siempre fundamento del Caribe.
“En países como Puerto Rico –afirman las cuatro profesoras de la universidad madrileña-, el brillo femenino llegó incluso a opacar a los hombres. Ellas son más innovadoras, más provocadoras y más osadas. Han cogido carrera y ahora van por delante de los hombres”.
De entre el abanico de posibilidades, como les gusta describirlo a las tres artistas caribeñas, las raíces africanas suelen resaltar en la narrativa femenina. Algunos cuentos están impregnados de la magia de la santería y muchos otros se narran a partir de la creencia vudú. La música también va entretejida en este tipo de escritura. Varias historias de la reconocida autora puertorriqueña Ana Lydia Vega van al ritmo de un bolero y cuentan al mundo y a los hombres desde la perspectiva de una mujer que se ha adueñado de su cuerpo.
En “Letra para salsa y tres soneos por encargo” escribe Vega: "En la De Diego fiebra la fiesta patronal de nalgas. Rotundas en sus pantis super-look, imponentes en perfil de falda tubo, insurgentes bajo el fascismo de la faja, abismales, olímpicas, nucleares, surcan las aceras riopedrenses como invencibles aeronaves nacionales".
La voz de la narradora caribeña se mueve entre “el humor negro, la ironía y la parodia”, dice Bravo emocionada. Con el ingenio del que hace alarde Vega en la cita anterior, se burlan de sí mismas y se apropian de la imagen que se tiene de ellas.
Echan mano de los recursos del lenguaje poético para despoetizarlo. Un lenguaje que, a pesar de estar ahora impreso, jamás ha olvidado la oralidad. Los cuentos hablan la historia, la dibujan con palabras que hacen la mezcla cultural tan patente como el color de piel de las narradoras. Si la expresión lo requiere se pasa indiscriminadamente del español al inglés e incluso al francés. Todos esos idiomas les pertenecen y ellas ejercen su derecho a combinarlos. De allí surge una composición que en el caso de Báez ella se la ha apropiado como dominicanish, título además de una de sus obras.
En el momento de narrar, se dan la libertad de, para utilizar la expresión de Pallares, “jugar con el lenguaje como conchas” para contar historias unas veces inspiradas en las charlas de los vecinos y otras para dar voz a quienes no la tienen. “Para contar los silencios” como dijo Santos-Febres. Para escribir de lo que no se habla.
Son historias reales unas veces con matices de tristeza y otras con un tono de alegría. Hablan sobre la migración, la prostitución, la sexualidad, la religión, la historia y la danza. Relatan el Caribe evitando a toda costa la generalización y el encasillamiento porque ello les implicaría contradecirse.
Entre todas ellas hay un vínculo que no repara en la envidia. Se ayudan entre sí, se leen unas a otras y se invitan a los congresos que se organizan. “La idea es crear una visión plural –explica Santos-Febres-, si te enamoras de tu propia negritud te convierten en una pieza de museo. Te paran ahí y comienzan a tomarte fotos.” Lo de ellas es la complicidad y el apoyo.
“Cuando se habla de escritores hombres siempre se dice siempre elescritor. Pero si alude a una mujer la expresión es siempre las escritoras. Nunca se abandona la pluralidad”, recalca Santos-Febres. En vez de ir contra la corriente intentado cambiar la imagen que se tiene de ellas, las escritoras caribeñas prefieren apropiársela y convertirla en fortaleza. Esa es la opción por la que se han decantado siempre.

miércoles, 28 de marzo de 2012

¡Ay, qué insistencia!


(El País. El Papa y Raúl, en el Palacio de la Revolución. La Habana)

"¡Ay, qué insistencia
tan triste; qué batalla
inmensa, sofocante, inestinguible (sic)
en no sé qué de mí!...

(JRJ)

domingo, 18 de marzo de 2012

Latinoamérica: educación y cultura


La cultura y los jóvenes en el desarrollo latinoamericano
La reunión anual del Banco Interamericano incide en el potencial cultural del continente

A. REBOSSIO Montevideo 



Los jóvenes músicos de la orquesta Simón Bolívar, en un concierto en Caracas, el pasado febrero. / CARLOS GARCÍA RAWLINS (REUTERS)

Que en una reunión de banqueros se debata sobre arte puede provocar desconfianza. Pero fue así. La reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la entidad de fomento de América Latina, comenzó ayer con una mesa redonda sobre la incidencia positiva de la cultura en el desarrollo socioeconómico de los jóvenes de la región. Es cierto que entre el público en el auditorio Adela Reta, en el edificio de la cadena de radio y televisión Sodre de Uruguay, había más representantes de la sociedad civil y las empresas que de los bancos, pero a fin de cuentas ahí estaban el exbailarín argentino Julio Bocca, el dramaturgo uruguayo Gabriel Calderón y la exministra de Cultura colombiana Paula Moreno abriendo la cita financiera.
“Veo en países latinoamericanos que no hay una proyección a largo plazo”, se refirió Bocca a las políticas culturales. “Un deportista, alguien que estudia danza, teatro, pintura, tiene que dejar la educación por lo que sueña”, denunció el exbailarín de renombre internacional que ahora dirige el Ballet Nacional Sodre de Uruguay y vive en Montevideo, la ciudad que acoge este año la reunión del BID. “O tienen que dejar lo que sueñan por estudiar. Ahora estamos comenzando a entender que la educación y la cultura van de la mano”, añadió Bocca. También opinó que en Uruguay existen grandes artistas y deportistas en una población pequeña, “pero quizá no hay una infraestructura sobre educar para el futuro”.
El presidente del BID, el colombiano Luis Alberto Moreno, fue el primero en tomar la palabra. Recordó que Latinoamérica es la segunda región del mundo con más jóvenes. La edad media de los latinoamericanos es de 27 años. “Para reducir la pobreza, hay que invertir en los jóvenes. Hay una gran relación entre el bienestar de los jóvenes y el bienestar económico-social de un país”, opinó Moreno, antes de mencionar a 14 latinoamericanos y caribeños de entre 18 y 27 años que “a partir del deporte y la cultura ayudan a prevenir la violencia y a conformar el tejido social”. Para el presidente del BID el desarrollo económico es más que puentes, escuelas y sumar unos puntos más al PIB. Es mayor calidad de vida de la gente.
Latinoamérica es la segunda región del mundo con más jóvenes.

También el vicepresidente de Uruguay, Danilo Astori, defendió la postura de Luis Moreno. “Hablar de juventud nos lleva a preocuparnos por la educación y por un proyecto nacional que apueste a la excelencia, la ciencia, la tecnología y la cultura”. El número dos del Gobierno progresista uruguayo abogó por la cultura “en sentido amplio, en cuanto a cultivar el espíritu y el físico porque eso contribuye con valores de solidaridad, altruismo, respeto y tolerancia al desarrollo de la educación y a la búsqueda de la generación de conocimiento”.
Una de los 14 jóvenes premiados por el BID, Anaí Vera, técnica de la nueva Dirección General de Educación Escolar Indígena de Paraguay, relató la experiencia de su país en adaptar los contenidos educativos a las idiosincrasias de los 20 pueblos originarios que coexisten allí. Vera recordó que el 40% de la población indígena de Paraguay es analfabeta y contó que por eso también se ha organizado un plan de alfabetización para jóvenes y adultos. Esta joven bióloga de 26 años defendió el “derecho humano de los indígenas a educarse en su identidad”.
A ver si podemos hacerlo
El dramaturgo Gabriel Calderón destacó que en Uruguay se ha dejado el mandato de “esto no se puede hacer” por otro que admite el ensayo y el error, por el “a ver si podemos hacerlo”. Este director de teatro y actor de 29 años, autor de obras como ObscenaMi pequeño mundo porno y El callejón de los ateos, defendió “el camino de los errores y los fracasos” que ahora se permite su país: “Algo que no estaba incluido en nuestros mejores sueños”.
El presidente del BID recordó que en los años de crisis latinoamericanos, la cultura quedaba relegada al tercer o cuarto orden de prioridades. Por eso reclamó que en estos tiempos de bonanza económica los Gobiernos la nutran: “Desarrollo no es solo las industrias culturales sino invitar a los jóvenes a que persigan sus sueños”.
Su compatriota y exministra de Cultura, Paula Moreno, abogó por que se viera a la cultura como una “necesidad básica”. Admitió que es una industria con potencial, pero “también un servicio al cual tiene que tener acceso el ciudadano"

viernes, 9 de marzo de 2012

Cuba: avispero



DIEGO A. MANRIQUE  (El País)
Tres cosas son seguras: la muerte, los impuestos y el avispero cubano. Si escribes sobre Cuba y te desvías de las dos ortodoxias, date por vapuleado.



jueves, 9 de febrero de 2012

América Latina: nuevo "descubrimiento"


Por: Blogs ELPAIS.com | 09 de febrero de 2012



Mural, 1961. Obra en la exposición Soto de la Grey Gallery de Nueva York. Hasta el 31 de marzo

UNA PREGUNTA A....

Robin Cembalest, directora de la revista Art News
¿Por qué hay tanto interés por el arte latinoamericano en EE UU ahora?
Creo que es porque las tendencias intelectuales internacionales están coincidiendo con las realidades demográficas. La historia del modernismo que se solía contar en este país, en libros de texto y a través de las salas de los museos, era demasiado lineal y superficial, focalizada casi exclusivamente en la creación europea y norteamericana. Ahora que el canon se está expandiendo y los comisarios e historiadores del arte están “descubriendo” estos sorprendentes artistas, que han estado allí todo el tiempo –tanto en América Latina como en Asia, África u otros lugares alejados de las consideradas capitales— los museos, galerías y universidades están presentando visiones más inclusivas, más matizadas y texturadas de la historia del arte. El interés por América Latina es parte de eso.
Hay también una toma de conciencia creciente de que los países latinoamericanos están infrarrepresentados en el mundo del arte, --tanto sus minorías en rápido crecimiento, como las mayorías de algunos lugares—y que los museos necesitan llegar a este segmento de la población. En estudios realizados por profesionales de los museos se estima que solo el nueve por ciento del público de los museos no es de raza blanca. Muchos museos tienen claro que desean crear programaciones que atraigan a gente que comparta el mismo origen que el de las obras de los artistas que están adquiriendo.
Por último está el mercado. A medida que más y más coleccionistas –sean latinoamericanos o no-, se interesan en el arte de América Latina, las galerías y casas de subastas están respondiendo con la oferta de más obras de arte.



Diego de Rivera. México

Why is there so much interest in Latin American art in the United States right now?
 I think it is because intellectual trends are coinciding with demographic realities. The story of modernism that used to be told in this country, in textbooks and in museum galleries, was linear and narrow, focused almost exclusively on creation in Europe and North America. Now, as the canon is being expanded, and curators and art historians are “discovering” these amazing artists who have been there all along--whether in Latin America, Asia, Africa, or other centers far from perceived capitals--museums, galleries, and universities are presenting a more inclusive, more nuanced, more textured view of art history. The interest in Latin American art is part of that.

There is also a growing realization that Latin Americans, the country’s fastest-growing minority —and, in some places, a majority— is underserved and underrepresented in the art world, and that museums need to reach out to this segment of the population. Surveys conducted by museum professionals estimate that only nine percent of the art museum audience is nonwhite. Many museums are clear about the desire to create programming that attracts people from the countries where their new acquisitions were made.
Finally there is the market. As more and more collectors—whether they are Latin American or not—focus on Latin American art, galleries and auction houses are responding by offering more artworks.

jueves, 2 de febrero de 2012

Antiguo muchacho



(Del álbum familiar; el pequeñajo de la izquierda con bufanda fui yo)


Antiguo muchacho 

“…Decidme dónde tengo aquel niño con el cuello sujeto de bufandas/
y la enorme mosca negra de la fiebre aleteando en mis sienes,/
y en torno de mi lecho, Sandokán con la perla roja en su turbante/
y Aramis perfumado de unción episcopal,/
y Robinsón bajo el verde loro balanceante de los bambúes…/”

( Pablo Gª Baena 1950)

martes, 10 de enero de 2012

Cicatera y silente soledad



(foto del autor)

Me levanto silente.
Llevo tus altos ojos mirando por los míos, tu frente en luz,
la claridad de tu mirada. Llueve. 
Cicatera, razonable, geómetra, adictiva soledad:
¡siempre quitas más de lo que ofreces!