La cultura y los jóvenes en el desarrollo latinoamericano
La reunión anual del Banco
Interamericano incide en el potencial cultural del continente
Los jóvenes músicos de la orquesta Simón
Bolívar, en un concierto en Caracas, el pasado febrero. / CARLOS
GARCÍA RAWLINS (REUTERS)
Que en una reunión de
banqueros se debata sobre arte puede provocar desconfianza. Pero fue así. La
reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),
la entidad de fomento de América Latina, comenzó ayer con una mesa redonda
sobre la incidencia positiva de la cultura en el desarrollo socioeconómico de
los jóvenes de la región. Es cierto que entre el público en el auditorio Adela
Reta, en el edificio de la cadena de radio y televisión Sodre de Uruguay, había
más representantes de la sociedad civil y las empresas que de los bancos, pero
a fin de cuentas ahí estaban el exbailarín argentino Julio Bocca, el dramaturgo
uruguayo Gabriel Calderón y la exministra de Cultura colombiana Paula Moreno
abriendo la cita financiera.
“Veo en países
latinoamericanos que no hay una proyección a largo plazo”, se refirió Bocca a
las políticas culturales. “Un deportista, alguien que estudia danza, teatro,
pintura, tiene que dejar la educación por lo que sueña”, denunció el exbailarín
de renombre internacional que ahora dirige el Ballet Nacional Sodre de Uruguay
y vive en Montevideo, la ciudad que acoge este año la reunión del BID. “O
tienen que dejar lo que sueñan por estudiar. Ahora estamos comenzando a
entender que la educación y la cultura van de la mano”, añadió Bocca. También
opinó que en Uruguay existen grandes artistas y deportistas en una población
pequeña, “pero quizá no hay una infraestructura sobre educar para el futuro”.
El presidente del BID, el
colombiano Luis Alberto Moreno, fue el primero en tomar la palabra. Recordó que
Latinoamérica es la segunda región del mundo con más jóvenes. La edad media de
los latinoamericanos es de 27 años. “Para reducir la pobreza, hay que invertir
en los jóvenes. Hay una gran relación entre el bienestar de los jóvenes y el
bienestar económico-social de un país”, opinó Moreno, antes de mencionar a 14
latinoamericanos y caribeños de entre 18 y 27 años que “a partir del deporte y
la cultura ayudan a prevenir la violencia y a conformar el tejido social”. Para
el presidente del BID el desarrollo económico es más que puentes, escuelas y
sumar unos puntos más al PIB. Es mayor calidad de vida de la gente.
También el vicepresidente
de Uruguay, Danilo Astori, defendió la postura de Luis Moreno. “Hablar de
juventud nos lleva a preocuparnos por la educación y por un proyecto nacional
que apueste a la excelencia, la ciencia, la tecnología y la cultura”. El número
dos del Gobierno progresista uruguayo abogó por la cultura “en sentido amplio,
en cuanto a cultivar el espíritu y el físico porque eso contribuye con valores
de solidaridad, altruismo, respeto y tolerancia al desarrollo de la educación y
a la búsqueda de la generación de conocimiento”.
Una de los 14 jóvenes
premiados por el BID, Anaí Vera, técnica de la nueva Dirección General de
Educación Escolar Indígena de Paraguay, relató la experiencia de su país en
adaptar los contenidos educativos a las idiosincrasias de los 20 pueblos
originarios que coexisten allí. Vera recordó que el 40% de la población
indígena de Paraguay es analfabeta y contó que por eso también se ha organizado
un plan de alfabetización para jóvenes y adultos. Esta joven bióloga de 26 años
defendió el “derecho humano de los indígenas a educarse en su identidad”.
A ver si
podemos hacerlo
El dramaturgo Gabriel
Calderón destacó que en Uruguay se ha dejado el mandato de “esto no se puede
hacer” por otro que admite el ensayo y el error, por el “a ver si podemos
hacerlo”. Este director de teatro y actor de 29 años, autor de obras como Obscena, Mi
pequeño mundo porno y El callejón de los ateos, defendió
“el camino de los errores y los fracasos” que ahora se permite su país: “Algo
que no estaba incluido en nuestros mejores sueños”.
El presidente del BID
recordó que en los años de crisis latinoamericanos, la cultura quedaba relegada
al tercer o cuarto orden de prioridades. Por eso reclamó que en estos tiempos
de bonanza económica los Gobiernos la nutran: “Desarrollo no es solo las industrias
culturales sino invitar a los jóvenes a que persigan sus sueños”.
Su compatriota y exministra de Cultura, Paula
Moreno, abogó por que se viera a la cultura como una “necesidad básica”.
Admitió que es una industria con potencial, pero “también un servicio al cual
tiene que tener acceso el ciudadano"