viernes, 14 de diciembre de 2012
domingo, 11 de noviembre de 2012
domingo, 1 de julio de 2012
México ¡a votar!
#YoSoy132 reflexiona en la calle
Miles de personas participan en una marcha en México DF en la víspera de las elecciones (El País)
INÉS SANTAEULALIA México 1 JUL 2012 - 07:09
¡A votar!
lunes, 28 de mayo de 2012
Nacionalismos y cocaína
(ilustración James Gillray)
Niall Ferguson, historiador y profesor en Harvard, Oxford y Standford, en su libro "Civilización, Occidente y el resto", parafrasea a Marx cuando dice que la religión es el opio del pueblo y añade:
"El nacionalismo es la cocaína de las clases medias"
martes, 15 de mayo de 2012
México: muere Carlos Fuentes
Era autor de
más de 20 novelas y contaba con el Premio Cervantes (1987) y el Príncipe de
Asturias (1994). Escribió obras como 'La región más transparente', 'La muerte
de Artemio Cruz', 'Cambio de piel' o 'Terra nostra'
miércoles, 2 de mayo de 2012
Chile y Nicanor Parra
( ilustración de Scianmarella )
NICANOR PARRA Y
CHILE
“La
izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas.”
Escrito
el año 1972, en plena efervescencia política desatada por el proyecto
allendista de democratización del socialismo: un presidente no impuesto por la
revolución obrera, sino por un proceso electoral burgués, fenómeno que
contradecía toda la historia de acceso al poder de los llamados socialismos
reales, sin duda que desató sospechas y rechazo en el seno de los partidos de
izquierda. Se trataba de una clara ironización, una parodia de los esloganes
que el pueblo gritaba en las calles: la izquierda unida jamás será vencida. Si
a ello se añadía otro artefacto publicado por "El Mercurio" de la
época: "el marxismo ya no da más chispas", era muy fácil acusar a
Parra de payaso de la burguesía. Sin duda que está última se reía a gritos con
el artefacto, pero sospecho, aunque en silencio, lo hacían también algunos
"camaradas". El rechazo, la risa, la complacencia, tenían sin embargo
un fondo común: ponía ante los ojos de todos, lo que iba a conducir al país al
desastre: la perversidad de las exclusiones, las negaciones del otro, la
concepción de la política como guerra. Parra no sólo pone en evidencia la
enfermedad de su época, sino que recoge un sentimiento mayoritario de la
comunidad: no a la guerra, sí al entendimiento. Sintonía admirable con la
conciencia colectiva: inventar un espacio poético a antipoético en que la
reconciliación era posible.
Leer
el artefacto de otro modo, como un chiste, como una provocación a la izquierda,
no tiene otro sentido que la mezquindad y no explica en nada su impacto, su
éxito público.
Aún
más, Parra arremete contra los binarismos perversos de la cultura occidental,
demuele los bloques de oposiciones construidas por las ideologías y los
humanismos escolares, abre una línea de fuga flexible, es decir, un modo de
resistencia a los bloques perversos que obligan al hombre, con mayúscula, a ser
esto o lo otro (Deleuze).
Transformado
el enunciado 30 años más tarde en un artefacto visual: la frase aparece ahora
escrita en un cartón puesto sobre un podio acompañado de una portada de
"El Mercurio" del domingo 4 de marzo del año 2002 en que Joaquín
Lavín y Fidel Castro se dan un caluroso apretón de manos, cambia totalmente de
lectura.
Lo
primero que uno tiende a preguntarse: ¿Es Parra la reencarnación moderna del
oráculo de Delfos?
En
1972 enunció lo que pasaría en el 2002. ¿Vate descarriado, como se apuntaba al
comienzo?
Más
que profecía veo aquí una sintonía con un rasgo también perverso de la época:
su brutal pragmatismo, o si se quiere más líricamente un retrato de la muerte
de las ideologías. No hay aquí una disolución de los contrarios, hay un
entendimiento interesado de ellos. No hay un rechazo de los binarismos, un
reconocimiento del otro, hay, más bien, un acomodo por conveniencia. La fuga,
de la que hablé anteriormente, significa una desterritorialización de los
bloques, cosa que no sucede en el artefacto visual. El territorio Lavín, la
derecha, sólo se ha rozado con el territorio Fidel, la izquierda, sin cambiar
un ápice sus contornos. El apretón de manos no sella otro compromiso que el
dictado por las conveniencias del poder.
Parra
saca a la luz la enfermedad con que comenzó el siglo XXI: una enfermedad
«posmo»: el pragmatismo que quiere hacernos creer que las bipolaridades han
terminado, que ya no hay más izquierdas ni derechas, ni muy pronto habrá ricos
y pobres, basta crecer al 7% anual.
Así,
muchos pueden leer y ver el artefacto y decir: ¿Se dan cuenta? La política dejó
de ser una guerra.
O
bien, las ideologías ya no funcionan. Parra es un genio que anunció 30 años
atrás al cambio, el vuelco total.
En
primer lugar, quienes piensan de este modo pasan por alto la ironía del
artefacto e ignoran que el poeta clásico no sintoniza con lo más inmediato de
la época, porque su papel no es expresarla, sino recoger las energías
dispersas, los flujos emocionales secretos, para inventar así un pueblo que
falta (utilizo una terminología de Deleuze), un pueblo que está enterrado. Y
este pueblo deshermanado sabe muy bien que el cuento de que se terminaron las
contradicciones es una ficción del poder para alcanzar sin problemas sus fines
de dominio.
sábado, 21 de abril de 2012
Ciudad Juárez
Cinco personas asesinadas en 24 horas en Ciudad Juárez
Por: Paula Chouza | 20 de abril de 2012
Salía de hacer la compra con un bebé en brazos, pero eso no impidió que alguien le disparase desde un coche en marcha hasta en 27 ocasiones. Ella -una mujer de unos 25 años- murió en el acto. El pequeño, milagrosamente, resultó ileso. En el transcurso de 24 horas fueron asesinadas a balazos otras cuatro mujeres en Ciudad Juárez. Dos en el interior de su automóvil familiar, una en el aparcamiento de un centro comercial y otra mientras iba caminando por la calle.
La proximidad de los sucesos y el tipo de arma -del mismo calibre- empleada en los ataques de esta semana ha llevado a los investigadores a considerar una posible relación entre los hechos, sin descartar tampoco que los asesinos hayan matado por error. Pero probablemente todo se quede en eso, en una suposición. Alma Gómez, coordinadora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres en Chihuahua resume la idea: “El asesinato perfecto es aquel que se ejecuta con un arma de fuego. La autoridad dice ‘crimen organizado’, y ya está. Se acabó. Nadie investiga nada”.
En lo que va de año, la Fiscalía General de Chihuahua ha registrado 361 homicidios. De esos, en 52 casos la víctima era una mujer. Según la misma fuente, en todo 2011 hubo 1.933 asesinatos, 169 correspondientes a mujeres. “Las muertes por arma de fuego crecieron masivamente después de 2007”, señalan las autoridades, “pero desde el año pasado se aprecia un retroceso”.
Si bien es cierto que las estadísticas no mienten, episodios violentos como los vividos entre el 16 y el 17 de abril, con cinco mujeres muertas en varios tiroteos, tampoco. El viernes anterior, relata la periodista del Diario de Juárez Sandra Rodríguez, el cuerpo de Andrea, una adolescente de 15 años, fue descubierto tendido boca arriba en la calle, con heridas de bala en la espalda y los ojos. Entre los sospechosos del asesinato figura un niño de 14 años. Rodríguez, autora del libro La fábrica del crimen, sostiene en su obra que los jóvenes del municipio matan porque no existe un castigo por hacerlo, porque el homicidio no se investiga y hay una especie de conciencia de impunidad.
En la mañana de este jueves, otra mujer murió en la localidad tras ser disparada en la vía pública. Desde el Centro de Derechos Humanos hacen hincapié en el siguiente dato: entre 1993 y 2007 una mujer era asesinada cada 12-14 días en todo el Estado de Chihuahua. En 2008, después de que el presidente de la República declarase la guerra al crimen organizado, hubo un repunte de las tasas de homicidios, "en particular, de los cometidos contra mujeres". Así, en 2010 se produjo un feminicidio cada 20 horas, lo que suma un total de 446 en el conjunto del año y el 69% ocurrieron en Ciudad Juárez. En 2011, hubo una muerta casi al día, con 364 fallecimientos en los doce meses. El dato duplica el aportado por la Fiscalía, a lo que la coordinadora Alma Gómez responde: “Ellos siempre te van a decir menos”.
“Estamos en una situación de guerra, y en las batallas, la mujer se percibe como el botín”, recuerda Gómez. “Hay muchas partes del conflicto que son invisibles. Las autoridades contabilizan muertos, que es lo que les interesa, pero no ven otros problemas, como el desplazamiento de muchas mujeres del campo a la ciudad para evitar ser raptadas o violadas”. Para Alma Gómez, los Gobiernos han hecho invisibles también a las viudas, a las abuelas que cuidan a sus nietos y no pueden ofrecerles servicio médico, a las mujeres que van a las morgues a reconocer a sus muertos o a las que deben hacerse cargo de adultos enfermos.
Cementerios clandestinos cerca de la ciudad
En lo que va de año, doce cadáveres han sido encontrados en el desierto del Valle de Juárez, una zona situada a 30 kilómetros de la ciudad fronteriza con EE UU. Mediante el análisis de ADN de familiares de mujeres desaparecidas entre 2009 y 2010 se ha logrado identificar ya a seis de ellos.
Desde 1995, el Valle de Juárez se ha convertido en una especie de cementerio clandestino. “Inicialmente violaban, mataban y enterraban allí a las mujeres”, relata la Fiscalía, “pero a partir de 2007, los asesinatos fueron, fundamentalmente, con arma de fuego”.
Alma Gómez recuerda que no es la única zona alrededor de Juárez que se utiliza para deshacerse de los cuerpos: “Las cuevas del Cerro Bola, el Cristo Negro…”, enumera. "No es un fenómeno nuevo". Y repite: "Atribuir las muertes al narco es la mejor excusa para no investigar".
viernes, 6 de abril de 2012
Narcoliteratura: más allá
Más allá de la narcoliteratura
Los nuevos autores mexicanos se alejan
de la guerra contra las drogas para explorar las violencias más íntimas de un
país desengañado.
Su narrativa, formada por voces
individuales, refleja una tensión entre identidad y globalización.
(El País) LUIS
PRADOS México
En la era del narco parecería
evidente que el éxito de novelas como El poder del perro, de
Don Winslow; La reina del Sur, de Arturo Pérez-Reverte, o Balas
de plata, de Elmer Mendoza, se debe a que describen con solvencia no
solo la realidad sino también el momento que atraviesan las letras mexicanas.
La ficción confirmaría los prejuicios del lector de prensa y las editoriales
extranjeras atenderían esa demanda. Así se ve desde el exterior: en México se
escribe narcoliteratura. Un género protagonizado por traficantes, prostitutas,
travestis, cadáveres decapitados y muertos por sobredosis, habitantes de un
mundo sórdido, violento y corrupto. Como todos los tópicos tiene parte de
verdad —aún se escribe mucha narcoliteratura en este país—, pero no toda. Al
menos no entre buena parte de los nuevos narradores mexicanos nacidos en los
años setenta.
“Hay dos narcoliteraturas: la
policiaca y la literaria”, explica Emiliano Monge (Ciudad de México, 1978),
autor del libro de relatos Arrastrar esa sombra y de la novela Morirse
de memoria (los dos en la editorial Sexto Piso). “La segunda aborda el
fenómeno no como personaje sino como escenario, como un espacio en el que
tienen cabida tanto las historias de amor como la emigración y los parricidios.
El aumento de la violencia social va siempre acompañado del aumento de
violencias más íntimas”.
Dejando aparte a Bernardo Fernández,
Alberto Chimal e Iris García Cuevas, que escriben thrillers con
vocación social llenos de sexo explícito y violencia inteligente, en el segundo
ámbito definido por Monge estarían algunas de las estrellas más interesantes y
sugerentes del firmamento literario mexicano actual. Yuri Herrera (Actopan,
1970), Carlos Velázquez (Coahuila, 1978), César Silva Márquez (Ciudad Juárez,
1974) y Nadia Villafuerte (Tuxtla Gutiérrez, 1978), cuya novela Por el
lado salvaje(Ediciones B) empieza con estas frases: “El sexo es cuanto me
une a la vida. Lo supe desde la infancia. Y no tuve infancia”.
Yuri Herrera sitúa sus historias en
la frontera con Estados Unidos y en su escritura emplea el lenguaje oral del
Norte, con una expresión austera y concisa, donde los silencios pesan como
monedas de plata. En Trabajos del reino, su primera novela y
su primer éxito, huye de los clichés y trasciende el escenario del narcotráfico
para ir más allá y plantear una historia sobre el artista y el poder —un
cantante de narcocorridos en la corte del capo de un cartel—. En la segunda, Señales
que precederán al fin del mundo, también en Periférica y también de
poco más de cien páginas, su protagonista Makina cruza al Norte en busca de su
hermano para lo que tendrá que superar varias pruebas. “Miró el país que
proliferaba tras el cristal. Ella sabía lo que había ahí, sus colores, la
penuria y la opulencia, los recuerdos vagos de un tiempo menos cínico, los
pueblos vacíos de hombres” (página 35). La realidad miserable, la atmósfera
mítica, la angustia de siglos: “Nosotros los oscuros, los chaparros, los
grasientos, los mustios, los obesos, los anémicos. Nosotros, los bárbaros”
(página 110).
Carlos Velázquez es el gran destroyer de
la literatura mexicana actual. Su libro de relatos La biblia vaquera. (Un
triunfo del corrido sobre la lógica) (Sexto Piso) sacudió la escena literaria
por su personal visión del mundo del Norte, su ritmo verbal, la originalidad de
personajes, escenarios y argumentos. La Biblia vaquera es un artefacto inclasificable
donde lo deforme se une a lo absurdo en una realidad fuera de control. “De su
imaginación nacen dj’s, luchadores, domadoras, bebedores olímpicos, cantantes
de rancheras, diablillos y narquillos que habitan una hipotética zona,
PopStock!, la suma de todos los posibles norte de México”, ha escrito el
crítico y editor Roberto Pliego en la revista Nexos. “El principal
orgullo de la condición norteña es su cualidad violenta, sexista y sin sentido,
casi casi hip-hop”, escribe Velázquez (página 92).
Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976)
defiende que “la literatura debe ocuparse de personas normales y abandonar a
los hombres extraordinarios”. “Me interesa la gente común que crea universos
extraordinarios y discursos potentes. En la literatura mexicana actual hay más
hordas de locos que de trabajadores”, dice el autor de la novelaRecursos
humanos (Anagrama) y la más reciente Ánima (Mondadori).
Dos libros en los que Ortuño aborda respectivamente la rutina de una oficina de
pesadilla y la explotación de unos aprendices en el mundillo del cine para
crear con fuertes dosis de ironía un hábitat mezquino y vacío, espacio común
del desengaño de tantos mexicanos.
No hay machos alfa ni tráfico de
drogas ni fascinación con la violencia en su literatura como tampoco los hay en
las obras de Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983), a caballo entre Nueva
York y el DF; de Guadalupe Nettel (Ciudad de México, 1973), que pasó buena
parte de su adolescencia en Francia, o de Tryno Maldonado (Zacatecas, 1977),
tres autores característicos de la globalización mexicana. Luiselli teje en Los
Ingrávidos (Sexto Piso) una telaraña de vidas fantasmales en el Nueva York de
finales de los años veinte plagada de referencias culturales. Nettel elabora en El
cuerpo en el que nací (Anagrama), en parte autobiográfica, la
educación sentimental de una niña crecida en una familia de exiliados del Cono
Sur y Maldonado narra en Temporada de caza para el león negro (Anagrama)
la vida efímera y excesiva de un joven genio de la pintura a golpes de pasión.
Son ejemplos de literatura ciudadana
que describen una realidad episódica y fragmentada como hace Emiliano Monge, con
un estilo muy personal en Arrastrar esa sombra, donde
construye un paisaje urbano de planos superpuestos —“La ciudad se expande como
gota de mercurio sobre el valle” (pagina 91)—, un laberinto donde todo sucede
ahora y a la vez.
La nueva narrativa mexicana vive una
tensión entre identidad y cosmopolitismo —“es un tema muy viejo en nuestra
literatura”, precisa Luiselli; “los dos se complementan”, opina Ortuño— y no es
ajena al signo de los tiempos, la globalización. Un proceso que en este país
tuvo su pistoletazo de salida con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC)
con Estados Unidos en 1993, cuando se abrió al exterior y desembarcaron las
editoriales extranjeras.
“Los narradores más recientes, en su
mayoría, ya no se plantean la dicotomía local-global como un problema que haya
que superar. Escribimos desde un espacio plenamente global. Yo creo que México
es Manhattan y es Berlín aunque los gringos y los alemanes no lo sepan todavía.
Y por supuesto, no es una barbaridad decir que somos hijos del TLC”, dice
Luiselli.
Antonio Ortuño coincide en que con
el TLC “México entra en la posmodernidad”, pero advierte contra “el esnobismo y
la mirada de turista” en las letras mexicanas: “Personalmente me interesan
mucho más las vidas de los mexicanos que cruzan a nado la frontera con Estados
Unidos que las de los que van allí a sacarse su quinto doctorado”.
“Cada quien es hijo de su tiempo y
nuestro tiempo innegablemente es el del TLC y el del alzamiento zapatista”,
afirma por su parte Monge. “Pero también somos hijos de la desolación que
dejaron a su paso nuestros padres, quienes vendieron su esperpéntica derrota de
1968 como una gran victoria. Es decir, somos hijos de una democracia de papel
que no funciona en la práctica. Somos hijos del desengaño y el egoísmo y nietos
de la injusticia, el desorden y una cierta solidaridad ya agotada”, añade.
Esta percepción de un México a la
deriva es un rasgo común de estos jóvenes escritores tanto como lo es la enorme
influencia de los autores de Estados Unidos desde Stephen King a John Fante
pasando por losbeatniks y Jonathan Franzen. Una influencia que,
dada la proximidad geográfica, viene de antiguo pero que se corresponde, como
dice Monge, con la actual presencia norteamericana “en la televisión, la radio,
la vestimenta y hasta la comida mexicana de ahora”. “Solo falta que la música country se
imponga a la música de banda”.
A esta tendencia se une la voluntad
de muchos escritores jóvenes de romper con los grandes nombres de la literatura
mexicana (Paz, Rulfo, Fuentes), autores que van perdiendo señal para las nuevas
generaciones, y recuperar a figuras como José Emilio Pacheco, Jorge
Ibargüengoitia y Sergio Pitol. “Pero por más que se ponga de moda matar al
padre y matar a los caudillos literarios, los buenos libros van a seguir
ejerciendo su influencia”, coinciden Luiselli y Ortuño.
Los escritores mexicanos del siglo XXI no forman una
generación ni una facción ni un movimiento. Son un grupo de voces individuales,
del que este reportaje solo recoge algunas, enfrentadas a una realidad mucho
más amplia que la del narco en el que las cosas están dejando de ser lo que eran. Como dice Monge: “Lo
único común entre los escritores mexicanos contemporáneos es que todos somos
cazadores y que son tantas las bestias y es tan grande el paraje que no tenemos
que encontrarnos ni compartir presas ni armas”.
viernes, 30 de marzo de 2012
Narrativa caribeña a ritmo femenino
Narrativa
caribeña a ritmo femenino
Las escritoras Josefina Báez, Mayra
Santos-Febres y Lilian Pallares visitan Madrid
Sus ideas progresistas se salen de los
cánones de la cultura latina más arraigada
Asisten al II Congreso Internacional
sobre el Caribe, en Madrid
CRISTINA ESGUERRA Madrid 27 MAR 2012 (EL PAÍS)
“Yo vengo de una larga
tradición de mujeres escritoras: Rosario Ferré, Giannina Braschi, Ana Lydia
Vega” comienza a explicar la autora puertorriqueña Mayra Santos-Febres.
El boom del cuento caribeño escrito por mujeres ocurre en la
década de los 80. Por lo menos allí es donde lo sitúan Cristina Bravo,
Evangelina Soltero, Paloma Jiménez y Juana Martínez, cuatro profesoras de la
Universidad Complutense de Madrid embarcadas en la épica tarea de recompilar
todos los cuentos escritos por mujeres antillanas.
Desde comienzos de siglo ya
se había dejado sentir la fortaleza de estas mujeres cuyo reto no es solo
aprender a contar una buena historia, sino también evitar la etiqueta que suele
dar a la mujer caribe. “La gente espera que nos dediquemos a parir. Que
tengamos cinco, seis o siete hijos. Tiene que ser una familia numerosa en todo
caso. Se sorprenden cuando digo que no quiero hijos” dice la poeta colombiana
Lilian Pallares. No quieren que se les obligue a ser una sola cosa: “¿Por qué
hay escoger entre ser madre, esposa o escritora? ¿Por qué no todo al tiempo?”,
se preguntan Pallares, Santos-Febres y la performer dominicana
Josefina Báez.
Reunidas en la terraza de
la Casa de
América con motivo del II Congreso Internacional sobre el Caribe, las tres artistas hablan sobre el Caribe desde la
voz narrativa de la mujer. Una voz fuerte pero siempre femenina, que se expresa
con precisión y un ingenio envidiable. Ellas narran la realidad de su pueblo
con la misma naturalidad con que se mueven, y hasta el momento ningún tema ha
tenido las espinas suficientes como para dejarlo de lado.
Al preguntarles por su
concepción del Caribe, Mayra Santos-Febres se adelanta a Pallares y a su amiga
Josefina Báez, y responde: “el Caribe es la misma vaina pero en otra clave”.
Para los que no nacimos con esa clave descifrada el mundo Caribe está rodeado
de misticismo. Idealizamos los colores, nos fascinamos con el vaivén del
movimiento y tendemos a verlo todo con los ojos del realismo mágico. “Pero las
posibilidades del Caribe son tan inmensas –resalta Josefina-, que esa magia se
queda corta”. Con esa frase la dominicana describió la región y la narrativa
que la cuenta.
La tierra golpeada por ese
mar, especialmente en el caso de las islas, es un punto de convergencia entre
la cultura indígena, hispana, africana, francesa, yanqui, inglesa y holandesa.
“Pensar el Caribe en términos de pureza es un sinsentido” afirma Santos-Febres.
Esta multiplicidad exclusiva de aquel lugar ha creado una cultura, un lenguaje
y una historia que exige ser pensada de manera reticular. Santos-Febres hace
patente la particularidad de esta concepción de la historia y del tiempo con la
imagen del árbol: “Los caribeños creemos que en el centro del mundo hay un
árbol sagrado. La forma de las raíces nos permite pensar en la pluralidad de
nuestro pasado, y las ramas que crecen en todas las direcciones son una visión
de nuestro futuro”. Un futuro que, al igual que los orígenes de esta región,
tiene de suyo el tema de la migración.
En esta cultura, en la que
lo único constante es el cambio, la voz de la mujer ocupa un lugar central.
“Desde fuera suele tildarse de machista –dice la puertorriqueña-, pero en
realidad el patriarcado en la zona es muy débil. Los hombres emigraban a otras
ciudades e incluso a otros países en busca de trabajo y la que quedaba para sacar
el país adelante era la mujer. Muchos iban a parar a la cárcel y era la madre
quien se quedaba a cargo de la familia y de la economía de la casa". Ella
llevaba las cuentas y al mismo tiempo era protagonista de la oralidad que ha
sido siempre fundamento del Caribe.
“En países como Puerto Rico
–afirman las cuatro profesoras de la universidad madrileña-, el brillo femenino
llegó incluso a opacar a los hombres. Ellas son más innovadoras, más
provocadoras y más osadas. Han cogido carrera y ahora van por delante de los
hombres”.
De entre el abanico de
posibilidades, como les gusta describirlo a las tres artistas caribeñas, las
raíces africanas suelen resaltar en la narrativa femenina. Algunos cuentos
están impregnados de la magia de la santería y muchos otros se narran a partir
de la creencia vudú. La música también va entretejida en este tipo de
escritura. Varias historias de la reconocida autora puertorriqueña Ana Lydia
Vega van al ritmo de un bolero y cuentan al mundo y a los hombres desde la
perspectiva de una mujer que se ha adueñado de su cuerpo.
En “Letra para salsa y tres
soneos por encargo” escribe Vega: "En la De Diego fiebra la fiesta
patronal de nalgas. Rotundas en sus pantis super-look, imponentes en perfil de
falda tubo, insurgentes bajo el fascismo de la faja, abismales, olímpicas,
nucleares, surcan las aceras riopedrenses como invencibles aeronaves
nacionales".
La voz de la narradora
caribeña se mueve entre “el humor negro, la ironía y la parodia”, dice Bravo
emocionada. Con el ingenio del que hace alarde Vega en la cita anterior, se
burlan de sí mismas y se apropian de la imagen que se tiene de ellas.
Echan mano de los recursos
del lenguaje poético para despoetizarlo. Un lenguaje que, a pesar de estar
ahora impreso, jamás ha olvidado la oralidad. Los cuentos hablan la historia,
la dibujan con palabras que hacen la mezcla cultural tan patente como el color
de piel de las narradoras. Si la expresión lo requiere se pasa
indiscriminadamente del español al inglés e incluso al francés. Todos esos idiomas
les pertenecen y ellas ejercen su derecho a combinarlos. De allí surge una
composición que en el caso de Báez ella se la ha apropiado como dominicanish,
título además de una de sus obras.
En el momento de narrar, se
dan la libertad de, para utilizar la expresión de Pallares, “jugar con el
lenguaje como conchas” para contar historias unas veces inspiradas en las
charlas de los vecinos y otras para dar voz a quienes no la tienen. “Para
contar los silencios” como dijo Santos-Febres. Para escribir de lo que no se
habla.
Son historias reales unas
veces con matices de tristeza y otras con un tono de alegría. Hablan sobre la
migración, la prostitución, la sexualidad, la religión, la historia y la danza.
Relatan el Caribe evitando a toda costa la generalización y el encasillamiento
porque ello les implicaría contradecirse.
Entre todas ellas hay un
vínculo que no repara en la envidia. Se ayudan entre sí, se leen unas a otras y
se invitan a los congresos que se organizan. “La idea es crear una visión
plural –explica Santos-Febres-, si te enamoras de tu propia negritud te
convierten en una pieza de museo. Te paran ahí y comienzan a tomarte fotos.” Lo
de ellas es la complicidad y el apoyo.
“Cuando se habla de escritores hombres siempre se dice
siempre elescritor. Pero si alude a una mujer la expresión es
siempre las escritoras. Nunca se abandona la pluralidad”,
recalca Santos-Febres. En vez de ir contra la corriente intentado cambiar la
imagen que se tiene de ellas, las escritoras caribeñas prefieren apropiársela y
convertirla en fortaleza. Esa es la opción por la que se han decantado siempre.
miércoles, 28 de marzo de 2012
¡Ay, qué insistencia!
(El País. El Papa y Raúl, en el Palacio de la Revolución. La Habana)
"¡Ay, qué insistencia
tan triste; qué batalla
inmensa, sofocante, inestinguible (sic)
en no sé qué de mí!...
(JRJ)
domingo, 18 de marzo de 2012
Latinoamérica: educación y cultura
La cultura y los jóvenes en el desarrollo latinoamericano
La reunión anual del Banco
Interamericano incide en el potencial cultural del continente
Los jóvenes músicos de la orquesta Simón
Bolívar, en un concierto en Caracas, el pasado febrero. / CARLOS
GARCÍA RAWLINS (REUTERS)
Que en una reunión de
banqueros se debata sobre arte puede provocar desconfianza. Pero fue así. La
reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),
la entidad de fomento de América Latina, comenzó ayer con una mesa redonda
sobre la incidencia positiva de la cultura en el desarrollo socioeconómico de
los jóvenes de la región. Es cierto que entre el público en el auditorio Adela
Reta, en el edificio de la cadena de radio y televisión Sodre de Uruguay, había
más representantes de la sociedad civil y las empresas que de los bancos, pero
a fin de cuentas ahí estaban el exbailarín argentino Julio Bocca, el dramaturgo
uruguayo Gabriel Calderón y la exministra de Cultura colombiana Paula Moreno
abriendo la cita financiera.
“Veo en países
latinoamericanos que no hay una proyección a largo plazo”, se refirió Bocca a
las políticas culturales. “Un deportista, alguien que estudia danza, teatro,
pintura, tiene que dejar la educación por lo que sueña”, denunció el exbailarín
de renombre internacional que ahora dirige el Ballet Nacional Sodre de Uruguay
y vive en Montevideo, la ciudad que acoge este año la reunión del BID. “O
tienen que dejar lo que sueñan por estudiar. Ahora estamos comenzando a
entender que la educación y la cultura van de la mano”, añadió Bocca. También
opinó que en Uruguay existen grandes artistas y deportistas en una población
pequeña, “pero quizá no hay una infraestructura sobre educar para el futuro”.
El presidente del BID, el
colombiano Luis Alberto Moreno, fue el primero en tomar la palabra. Recordó que
Latinoamérica es la segunda región del mundo con más jóvenes. La edad media de
los latinoamericanos es de 27 años. “Para reducir la pobreza, hay que invertir
en los jóvenes. Hay una gran relación entre el bienestar de los jóvenes y el
bienestar económico-social de un país”, opinó Moreno, antes de mencionar a 14
latinoamericanos y caribeños de entre 18 y 27 años que “a partir del deporte y
la cultura ayudan a prevenir la violencia y a conformar el tejido social”. Para
el presidente del BID el desarrollo económico es más que puentes, escuelas y
sumar unos puntos más al PIB. Es mayor calidad de vida de la gente.
También el vicepresidente
de Uruguay, Danilo Astori, defendió la postura de Luis Moreno. “Hablar de
juventud nos lleva a preocuparnos por la educación y por un proyecto nacional
que apueste a la excelencia, la ciencia, la tecnología y la cultura”. El número
dos del Gobierno progresista uruguayo abogó por la cultura “en sentido amplio,
en cuanto a cultivar el espíritu y el físico porque eso contribuye con valores
de solidaridad, altruismo, respeto y tolerancia al desarrollo de la educación y
a la búsqueda de la generación de conocimiento”.
Una de los 14 jóvenes
premiados por el BID, Anaí Vera, técnica de la nueva Dirección General de
Educación Escolar Indígena de Paraguay, relató la experiencia de su país en
adaptar los contenidos educativos a las idiosincrasias de los 20 pueblos
originarios que coexisten allí. Vera recordó que el 40% de la población
indígena de Paraguay es analfabeta y contó que por eso también se ha organizado
un plan de alfabetización para jóvenes y adultos. Esta joven bióloga de 26 años
defendió el “derecho humano de los indígenas a educarse en su identidad”.
A ver si
podemos hacerlo
El dramaturgo Gabriel
Calderón destacó que en Uruguay se ha dejado el mandato de “esto no se puede
hacer” por otro que admite el ensayo y el error, por el “a ver si podemos
hacerlo”. Este director de teatro y actor de 29 años, autor de obras como Obscena, Mi
pequeño mundo porno y El callejón de los ateos, defendió
“el camino de los errores y los fracasos” que ahora se permite su país: “Algo
que no estaba incluido en nuestros mejores sueños”.
El presidente del BID
recordó que en los años de crisis latinoamericanos, la cultura quedaba relegada
al tercer o cuarto orden de prioridades. Por eso reclamó que en estos tiempos
de bonanza económica los Gobiernos la nutran: “Desarrollo no es solo las industrias
culturales sino invitar a los jóvenes a que persigan sus sueños”.
Su compatriota y exministra de Cultura, Paula
Moreno, abogó por que se viera a la cultura como una “necesidad básica”.
Admitió que es una industria con potencial, pero “también un servicio al cual
tiene que tener acceso el ciudadano"
viernes, 9 de marzo de 2012
Cuba: avispero
DIEGO A. MANRIQUE (El País)
Tres cosas son seguras: la muerte, los impuestos y el avispero cubano. Si escribes sobre Cuba y te desvías de las dos ortodoxias, date por vapuleado.
jueves, 9 de febrero de 2012
América Latina: nuevo "descubrimiento"
Por: Blogs
ELPAIS.com | 09 de febrero de 2012
Mural, 1961. Obra en la exposición Soto de la Grey Gallery de Nueva York. Hasta
el 31 de marzo
UNA
PREGUNTA A....
Robin
Cembalest, directora de la revista Art News
¿Por qué
hay tanto interés por el arte latinoamericano en EE UU ahora?
Creo que
es porque las tendencias intelectuales internacionales están coincidiendo con
las realidades demográficas. La historia del modernismo que se solía contar en
este país, en libros de texto y a través de las salas de los museos, era
demasiado lineal y superficial, focalizada casi exclusivamente en la creación
europea y norteamericana. Ahora que el canon se está expandiendo y los
comisarios e historiadores del arte están “descubriendo” estos sorprendentes
artistas, que han estado allí todo el tiempo –tanto en América Latina como en
Asia, África u otros lugares alejados de las consideradas capitales— los
museos, galerías y universidades están presentando visiones más inclusivas, más
matizadas y texturadas de la historia del arte. El interés por América Latina
es parte de eso.
Hay
también una toma de conciencia creciente de que los países latinoamericanos
están infrarrepresentados en el mundo del arte, --tanto sus minorías en rápido
crecimiento, como las mayorías de algunos lugares—y que los museos necesitan
llegar a este segmento de la población. En estudios realizados por
profesionales de los museos se estima que solo el nueve por ciento del público
de los museos no es de raza blanca. Muchos museos tienen claro que desean crear
programaciones que atraigan a gente que comparta el mismo origen que el de las
obras de los artistas que están adquiriendo.
Por
último está el mercado. A medida que más y más coleccionistas –sean
latinoamericanos o no-, se interesan en el arte de América Latina, las galerías
y casas de subastas están respondiendo con la oferta de más obras de arte.
Diego de Rivera. México
Why is there so much interest in Latin American art in
the United States right now?
I think it is because intellectual trends are
coinciding with demographic realities. The story of modernism that used to be
told in this country, in textbooks and in museum galleries, was linear and
narrow, focused almost exclusively on creation in Europe and North America.
Now, as the canon is being expanded, and curators and art historians are
“discovering” these amazing artists who have been there all along--whether in
Latin America, Asia, Africa, or other centers far from perceived
capitals--museums, galleries, and universities are presenting a more inclusive,
more nuanced, more textured view of art history. The interest in Latin American
art is part of that.
There is also a growing
realization that Latin Americans, the country’s fastest-growing minority —and,
in some places, a majority— is underserved and underrepresented in the art
world, and that museums need to reach out to this segment of the population. Surveys
conducted by museum professionals estimate that only nine percent of the art
museum audience is nonwhite. Many museums are clear about the desire to create
programming that attracts people from the countries where their new
acquisitions were made.
Finally there is the market. As more and more
collectors—whether they are Latin American or not—focus on Latin American art,
galleries and auction houses are responding by offering more artworks.
jueves, 2 de febrero de 2012
Antiguo muchacho
(Del álbum familiar; el pequeñajo de la izquierda con bufanda fui yo)
Antiguo muchacho
“…Decidme dónde tengo aquel niño con el cuello sujeto de bufandas/
y la enorme mosca negra de la fiebre aleteando en mis sienes,/
y en torno de mi lecho, Sandokán con la perla roja en su turbante/
y Aramis perfumado de unción episcopal,/
y Robinsón bajo el verde loro balanceante de los bambúes…/”
( Pablo Gª Baena 1950)
martes, 10 de enero de 2012
Cicatera y silente soledad
(foto del autor)
Me levanto silente.
Llevo tus altos ojos mirando por los
míos, tu frente en luz,
la claridad de tu mirada. Llueve.
la claridad de tu mirada. Llueve.
Cicatera, razonable, geómetra, adictiva
soledad:
¡siempre quitas más de lo que ofreces!
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